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Yo, la
humanidad, el mundo entero, estamos heridos, rotos, corroídos por la implacable
muerte. Y asimismo vamos creciendo en un proceso continuo hacia algo muy grande.
El
Crucificado es el espejo de nuestra realidad de violencia, de pecado y de
vuelta hacia el no-ser. Imagen oscura que no alcanza sin embargo apagar
el fuego tenaz que arde debajo de nuestras ruinas.
¡El
Crucificado ha resucitado! Él me dice la larga marcha de la nada hacia el ser, me
habla del largo camino de la noche hacia la luz. Del largo tránsito de la
muerte hacia la vida, de lo absurdo hacia el sentido de todo. Me muestra la
etapa poco gloriosa que estamos alcanzando, pero también me deja vislumbrar ya
la meta hacia la cual nos vamos dirigiendo. Me dice con fuerza que todo este
caos va a desembocar en la Belleza.
Para
mí éste es el final de la Historia. Esto me atrae, atrae todas las cosas, atrae
el universo. Tengo un sentir profundo de que todo aquello ya está grabado en el
ADN del mundo.
El
Crucificado-Resucitado me muestra el gran parto del Universo. Sobre todo me
dice que a la raíz de esta aventura gigante, late la luz de un Corazón muy grande.
Eloy Roy
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