Si fuera yanqui yo votaría por Bernie Sanders. Porque
es el más libre, el más humano, el más justo y el más auténtico de los
candidatos para la Presidencia de los Estados Unidos.
Pero Bernie va a perder.
Para la mayoría de los norteamericanos - y de algunos
que otros terráqueos, la prioridad no es:
más libertad, más humanidad, más justicia o más autenticidad - ¡qué va! - sino más dinero, aún sucio y chorreando sangre…
La verdad es que, fuera de la guita, poco le importa a
la mayoría de la gente. “La mayoría”, digo, y no todo el mundo, porque una minoría
con todo va a votar por Bernie.
2000 años atrás, yo hubiera votado por Jesús, ¿vio?
¿Por qué pues votar por los perdedores?...
Los jóvenes lo saben. Ellos se identifican con Bernie.
Por instinto saben que las ideas de Bernie son de
importancia mayor para la democracia, la justicia
social y la paz en el mundo. Saben que si
la humanidad ha de tener algún futuro, por allí anda la cosa. Los jóvenes advierten eso, los jóvenes saben eso, los
jóvenes votan Bernie. A través de los jóvenes s el futuro el que habla.
Jesús
perdió. Su derrota fue aplastante. Fue enterrado. Pero no se enterraron ni su testimonio
ni su palabra.
Pasa
lo mismo con todos aquellos que se las juegan por la justicia y la fraternidad:
en realidad, no pierden nunca. Está escrito en el cielo que ellos son y serán
siempre los únicos ganadores de la Historia.
De momento Bernie va a perder. Pero, por las olas que
él está levantando, Hillary no tiene más remedio que reorientar su barco. De hecho, ella ya se está pegando menos
a Wall Street y a las camarillas de Washington y se acerca cada vez más al
pueblo ordinario. Ese es un paso adelante formidable. Si ella mantiene ese rumbo
y gana la elección presidencial, será su victoria no cabe dudas, pero, de alguna
forma Bernie no habrá perdido del todo. Digo yo.
Eloy Roy
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