
Eloy Roy dice que, aún muerto, seguirá sosteniendo que, no obstante sus deslumbrantes avances científicos y tecnológicos, este mundo que devasta el planeta para enriquecer siempre más a los pocos que ya controlan y despilfarran el 80% de la riqueza mundial mientras a su lado mil millones de personas sufren a diario las torturas del hambre, es un mundo muy primitivo y cruel, que está a años luz todavía de la civilización y, por supuesto, del abecé del Evangelio de Jesús de Nazareth.