miércoles, 27 de noviembre de 2019

RAMA SECA Y PINO TALADO




En aquella tierra de montañas y ovejas a la que mucho amé, teníamos un Árbol de Vida. Cuando llegaba la temporada baja y que todo parecía apagado, tomábamos una rama seca, la decorábamos con bolillas de lanas de color y soñábamos: "Estas bolillas se cambiarán en los frutos jugosos que cosecharemos mañana. Porque la Tierra se volverá verde y de nuevo florecerá la vida". Ése era  en aquella tierra hermosa nuestro arbolito de Navidad; era el arbolito de nuestras esperanzas.

Por el mes de diciembre, en un país de grandes hielos  como Canadá, salimos al bosque a cosechar un pino joven. Lo talamos, lo traemos a casa, lo adornamos con bolas brillantes y con guirnaldas de oro vamos pensando: "Está de vuelta el invierno. Bajo la nieve se sepultó la vida; pero, contigo, arbolito talado, haremos que ella estalle de nuevo en un río de estrellas". Así para mi país, así para el mundo.

                           

Pueblos originarios de Canadá, chaquetas amarillas de Francia, resistentes de Hong Kong, Cataluña, Chile, Ecuador, Haití, Argelia, Ucrania y Kurdistán, al luchar  con manos desnudas contra los Goliat del mundo,  ustedes ya están anunciando la vuelta del sol. Ustedes de  Bolivia, Líbano, Irak, Irán, Venezuela, Malí, Sudán y Xinjiang, no dejen que otros  decidan del destino suyo. Como siempre, las grandes potencias vuelan en ayuda para mejor desvirtuar sus resistencias y llenarse más los bolsillos, ustedes los lúcidos, los perseguidos, los pobres, los nadie de este mundo, ¡no se dejen engatusar! Tú, planeta Tierra, tan masacrado, tan devastado, tan mortalmente herido, ¡no aflojes tampoco!

En este momento, en los cuatro rincones del mundo, ustedes los cansados ​​de ser ignorados, están levantando la cabeza. Van recuperando la palabra que les había sido robada. Se enfrentan con los  gases lacrimógenos, las porras, los cañones de agua, y hasta con paraguas se burlan de las balas del Imperio ... Así han logrado que unos grandes corruptos pongan lo que fuera tal vez el único gesto honesto de su vida: renunciar a su cargo... No es poco. Pero hacen bien en  apuntar a muchísimo más, pues es el Sistema completo el que hay que tirar por la borda. Los tiburones no esperan menos.

Gracias a ustedes, algo se está moviendo en nuestros inviernos. Es como si estuviéramos   saliendo de un largo letargo y que empezaran a rebrotar nuestros  árboles muertos.

¡No aflojemos! 

                             Eloy Roy

  Al reunirse con Juan el Bautista, a quien los apparatchiks religiosos miraban como hereje y rebelde, se dio en la conciencia de Jesús una ...