jueves, 7 de abril de 2016

José

JOSÉ


                                                                                                                   Foto: Genée Jerome

Viendo más allá de las apariencias

Martillo en mano, José hace descubrir a Jesús las maravillas que se esconden dentro de cada árbol. Le enseña a ver, más allá de las apariencias,  aquí, unas vigas para armar una casa, allí, una mesa, una puerta, un banco, un telar, una cuna o un cajón. Acá unos utensilios de cocina, una escudilla, un cubo para el pozo, unas herramientas para el cultivo de la tierra, allá, unas muletas para el tullido, unos zuecos para el pobre, un tonel para el vino…
A través de José, Jesús descubre que el árbol tan lleno de riquezas será sacrificado, pero que él no sufre por ello. Con solo saber que unos humanos, gracias a ese sacrificio, tendrán una vida menos sufrida, le trae mucha alegría al árbol.
Jesús descubre asimismo que el árbol, lejos de sentir vergüenza por las muchas cruces que van a salir de su cuerpo, se enorgullece. Porque el árbol sabe que de los hombres y mujeres que suelen ser clavados en esas cruces, muchos son los que, rebelándose contra los tiranos, tienen la última grandeza de dar la vida por un mundo más justo y más humano.
José enseña a Jesús a cortar el árbol con respeto y agradecimiento, como cosechando una fruta madura y muy rica… Le enseña a tallarlo con amor para que el mismo árbol, bajo otras formas,  viva más allá de sí mismo en el servicio de los humanos  hechos de tierra y sol como él.
De José Jesús recibe la columna vertebral que hace de él un hombre hecho y derecho. De José él hereda también esa capacidad de ver más allá de las  cortezas. Por eso, bajo cualquier facha de debilidad, de miseria y aún de fealdad, Jesús verá una obra maestra de la Creación, un ser de luz, un hijo o una hija de Dios. Vislumbrará en todo ser humano, incluso en la muerte, los esplendores de la Resurrección y del  Reino de Dios.  
María ve cómo,  a través de su oficio de carpintero, José es  un maestro cabal.  El material de base que Jesús utilizará para su Buena noticia destinada a toda la Creación, es José quien se lo pone en las manos. María lo ve, se maravilla y canta su Magníficat. 

                                                                                 Eloy Roy
                           

                                                            

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